Zona oceánica
Los oceanógrafos han dividido el océano en zonas en función del alcance de la luz. Todas las zonas de luz se pueden encontrar en la zona oceánica. La zona epipelágica es la más cercana a la superficie y la mejor iluminada. Se extiende hasta 100 metros y contiene fitoplancton y zooplancton que pueden soportar organismos más grandes como mamíferos marinos y algunos tipos de peces. Pasados 100 metros, no penetra suficiente luz en el agua para sustentar la vida, y no existe vida vegetal.
Sin embargo, hay criaturas que prosperan alrededor de respiraderos hidrotermales o géiseres ubicados en el fondo del océano que expulsan agua sobrecalentada rica en minerales. Estos organismos se alimentan de bacterias quimiosintéticas, que utilizan el agua sobrecalentada y los productos químicos de los respiraderos hidrotermales para crear energía en lugar de la fotosíntesis. La existencia de estas bacterias permite que criaturas como calamares, peces hacha, pulpos, gusanos tubo, almejas gigantes, cangrejos araña y otros organismos sobrevivan.
Debido a la oscuridad total en las zonas más allá de la zona epipelágica, muchos organismos que sobreviven en los océanos profundos no tienen ojos, y otros organismos producen su propia luz con bioluminiscencia. A menudo, la luz es de color azul verdoso, porque muchos organismos marinos son sensibles a la luz azul. Dos productos químicos, luciferina y luciferasa que reaccionan entre sí para crear un brillo suave. El proceso por el cual se crea la bioluminiscencia es muy similar a lo que sucede cuando se rompe una barra luminosa. Los organismos de aguas profundas utilizan la bioluminiscencia para todo, desde atraer presas hasta la navegación.
Animales como peces, ballenas y tiburones se encuentran en la zona oceánica.