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¿Qué son los antónimos y cómo usarlos para una buena redacción?

Los antónimos son palabras de significado contrario u opuesto.

La antonimia, de acuerdo con esto, es una relación semántica de oposición de significado entre palabras del mismo campo semántico y de la misma categoría gramatical. Por ejemplo: luz ≠ oscuridad; obediente ≠ desobediente; bien ≠ mal; dar ≠ tomar; si ≠ no.

Todas las relaciones semánticas, junto a otros aspectos, intervienen en la creación de sentidos y efectos textuales y comunicativos. Es por ello que el conocimiento de los antónimos, además de enriquecer el vocabulario, contribuye a mejorar la expresión, oral o escrita, de nuestras ideas.

A continuación te explicamos las diferentes formas en que los antónimos o las relaciones de antonimia se presentan en los discursos y cómo podemos aprovecharlas para escribir mejor.

Tipos de antónimos

Los antónimos se clasifican atendiendo al alcance semántico, al modo de contraste y al procedimiento lingüístico:

  • según el alcance semántico, pueden ser totales o parciales;
  • según el modo de contraste, pueden ser graduales, complementarios o recíprocos;
  • según el procedimiento lingüístico, pueden ser léxicos o gramaticales.

Antónimos absolutos

Los antónimos absolutos o totales son los que se establecen entre palabras monosémicas o de un solo significado. Estos antónimos abarcan la significación total de la palabra.

Por ejemplo:

  • Juventud ≠ vejez
  • Nacer ≠ morir
  • Antes ≠ después

Antónimos parciales

Los antónimos parciales son los que se producen entre palabras polisémicas o de varios significados. Estas palabras pueden tener antónimos para sus distintas acepciones o para una sola. Puede ocurrir, entonces, que formen pares de antonimia con distintas palabras o que tengan antónimos solo en una acepción.

Por ejemplo:

  • La palabra llenura se contrapone a escasez en su significado de ‘abundancia’, pero carece de antónimo en su acepción de ‘pesadez digestiva’.

Antónimos graduales o de contrariedad

Los antónimos graduales son aquellos que funcionan en un continuo. La realidad a la que se refieren es graduable y puede insertarse un tercer término en el par.

Por ejemplo:

  • Frío (tibio) caliente
  • Blanco (gris) negro
  • Pequeño (mediano) grande
  • Seco (húmedo) mojado
  • Lleno (más / menos) vacío
  • Joven (más / menos) viejo

Antónimos complementarios o conversos

Los antónimos complementarios son términos que se excluyen o niegan mutuamente. No es posible establecer gradaciones ni cabe la posibilidad de un tercer término entre ellos.

Por ejemplo:

  • Vivo ≠ muerto
  • Bien ≠ mal
  • Día ≠ noche
  • Belleza ≠ fealdad

Antónimos recíprocos o inversos

Los antónimos recíprocos o inversos se presuponen o incluyen mutuamente. Comparten un escenario o un ámbito en el cual la presencia de uno supone necesariamente la del otro.

Por ejemplo:

  • Compra ≠ venta
  • Vendedor ≠ comprador
  • Padre o madre ≠ hijos o hijas
  • Tomar ≠ dar
  • Hablante ≠ oyente

Antónimos léxicos

Los antónimos léxicos son aquellos que se producen entre pares de palabras cuyos significados tienen referentes contrarios o contrapuestos. El español cuenta con un extenso repertorio de antónimos léxicos.

Por ejemplo:

  • Sueño ≠ vigilia
  • Dormir ≠ despertar
  • Natural ≠ artificial
  • Bondad ≠ maldad

Antónimos gramaticales

Es la que se establece mediante la adición a una palabra base de un prefijo (morfema derivativo) que exprese la contrariedad, la negación o la inversión de una noción.

El procedimiento morfológico de la derivación permite suplir la inexistencia de una palabra de significado opuesto y crear así la antonimia.

Sirven para esto los prefijos in-, im-; des-, dis- o anti-.

Por ejemplo:

  • Inmoral, inolvidable, inamovilidad, intrascendencia, incomodar.
  • Imparcial, improcedente, imposibilidad, imposibilitar.
  • Deshacer, desconfiar, desesperanza, desconsuelo, desobediente, desaseado.
  • Dísimilitud, disconformidad.
  • Antibelicista, antidepresivo.

Antonimia y sintaxis

Además de los antónimos propiamente dichos, al hablar o escribir, también podemos valernos de la construcción sintáctica y retórica para expresar relaciones antonímicas.

Ciertos giros y rodeos, como la negación de un enunciado, son recursos sintácticos de los que disponemos para presentar nociones contrarias en un discurso hablado o escrito.

Por ejemplo:

  • «Juan no es un hombre muy valiente», en lugar de «Juan es un hombre cobarde o miedoso».
  • «Estos gobernantes no le han hecho bien al país, no han traído nada positivo», en vez de decir «le han hecho mal, han traído lo negativo».
  • «El camino no será nada fácil», como forma de indicar que «el camino será difícil».

Antonimia y antítesis

El empleo de antónimos es, además, un procedimiento que permite crear la antítesis o contraposición, figura retórica y estilística que consiste en confrontar ideas opuestas en un texto.

En este uso, los antónimos aparecen juntos para hacer patente y focalizar la contraposición.

Por su capacidad expresiva, la antítesis es muy empleada en la publicidad, la propaganda, la literatura y, también, en la conversación cotidiana.

Por ejemplo:

  • Ya no es joven, ahora es un viejo.
  • Hablan de paz, pero traen la guerra.
  • Nunca la olvidó. Al contrario, la recuerda cada día.
  • No es una persona enferma; al contrario, es muy fuerte y sana.

Algunos marcadores o conectores textuales refuerzan o focalizan el antónimo y otros presentan la contraposición de un enunciado con respecto a otro. Sirven a ese propósito, entre otras palabras y locuciones, las siguientes: sino, pero, por el contrario, contrariamente, de forma contraria, a diferencia de, en cambio, en contraste, etc.

Por ejemplo:

  • Esto no es bueno para nadie; por el contrario, es muy malo.
  • A diferencia de Rosa, que sí tuvo interés, María mostró desinterés en mi propuesta.

Diferenciar nociones, confrontar argumentos o crear imágenes de contraste son necesidades expresivas al producir un texto de cualquier tipo. Disponemos para ello de recursos como los antónimos totales y parciales, léxicos y gramaticales.

Eliza Arias
Licenciada en Letras (2007) y magister scientiae en Lingüística (2013) por la Universidad de Los Andes (Venezuela).

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