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Resumen
A pesar de las primeras esperanzas de que la cultura política pudiera dar una solución empírica no etnocéntrica al problema micro-macro, la promesa del concepto no ha sido redimida. A pesar de numerosos estudios empíricos, repetidos intentos de conceptualización y muchas críticas teóricas, abundan las definiciones contradictorias de la cultura política. Este documento especifica, en forma de nueve criterios teóricos, lo que deben hacer las concepciones de cultura política; aplica estos criterios a cinco concepciones anteriores principales; y demuestra que ninguno satisface todos los criterios. Una concepción propuesta de la cultura — como esas «formas de relacionarse» que los actores sociales adoptan como foco de orientación mutua — satisface los nueve criterios. La cultura se define «de abajo hacia arriba», como aquellos que comparten una forma determinada de relacionarse, no» de arriba hacia abajo», como aquello que se comparte en algún grupo social. Los enfoques ascendentes no asumen la unidad cultural de una sociedad y, por lo tanto, contemplan posibles conflictos entre culturas. Debido a que las formas de relacionarse tienen una estructura cognitiva piagetiana, los conflictos culturales son, en cierto grado, conflictos cognitivo-estructurales. Debido a que el desarrollo cognitivo continúa hasta bien entrada la edad adulta, los estudios de socialización deben extenderse más allá de la infancia.